Por el historiador Daniel Guzmán Alcaraz

Tucumán fue punto de reunión de toda la región desde 1914 cuando comenzó a funcionar su universidad y mucho antes con la Sociedad Sarmiento, de tal manera que su vida cultural se nutrió de muchos letrados de otras provincias del NOA.
Tanto Juan B. Terán, como Ricardo Rojas motorizaron un nacionalismo cultural cuyas bases estuvieron en la región y las ondas expansivas de este proyecto encontraron muchos seguidores en Santiago del Estero. La revista Cumbre que nació en Tucumán en 1925, auspiciada por industriales tucumanos, fue un proyecto regional que nació según reza el manifiesto porque (…) “Tucumán y todo el norte argentino carecía de una revista ilustrada que satisfaciera las necesidades de difusión y elevado comentario requeridos por los acontecimientos de nuestra vida moderna” (…). Fue un medio con representantes de Santiago del Estero, Catamarca, Jujuy, y Salta. Y en sus filas estuvieron Juan B. Terán, Juan Heller, Manuel Lizondo Borda, Ernesto Padilla, Leopoldo Lugones, Luis Franco, Pablo Pizzurno, Benjamín Villafañe, y Juan Carlos Dávalos. Todos estos intelectuales tuvieron la idea de unir la región con el país y las naciones latinoamericanas, esto los acerco al movimiento hispanoamericano iniciado en el congreso americanista de 1921 realizado en Sevilla y que tuvo en la Unión Iberoamericana su brazo institucional en Argentina. Esta revista tuvo como colaboradores santiagueños a Baltasar Olaechea y Alcorta, Andrés Figueroa, Manuel Gómez Carrillo, y Miguel Contreras Lugones, quienes fueron intelectuales de la Sociedad Sarmiento de Santiago. El homenaje a José Ingenieros por su fallecimiento y su tarea, por la unión americana y la colaboración de apristas en la revista, marcan como en la vecina ciudad las ideas americanistas comenzaron a fortalecerse en el ambiente intelectual.
En 1926 la revista La Cumbre ya estaba decididamente ligada a otros medios criollistas argentinos como Nativa, por lo tanto sirvió para que en su seno, se forme un grupo santiagueño, integrado por Marcos Figueroa, poeta, Ciro Torres López (salteño), que dio conferencias en Tucumán, Miguel Contreras Lugones, bibliotecario, Manuel Gómez Carrillo, músico y los historiadores Andrés Figueroa y Baltasar Olaechea y Alcorta..
De todos estos nativistas que colaboraron con La Cumbre, Marcos Figueroa fue el más conocido en las revistas nacionales de ese tiempo, por la difusión de leyendas e imágenes rurales de Santiago del Estero y de esta manera su poesía traspaso las fronteras provincianas y se unió a las voces santiagueñas en Buenos Aires. Luego tenemos a Manuel Gómez Carrillo que fue amigo de Juan B. Terán y desde 1918 colaboró con la UNT en los estudios de música regional y fue un asiduo visitante de Tucumán. Miguel Contreras Lugones, bibliotecario de la Sociedad Sarmiento de Tucumán, que también había estado en la Sociedad Sarmiento de Santiago. Andrés Figueroa y Baltasar Olaechea y Alcorta, figuras importantes de la producción histórica en esos años, con muchos artículos en revistas y diarios nacionales. Y por último, Cirro Torres López un salteño radicado en Santiago del Estero, muy conocido por sus artículos nativistas en Caras y Caretas y por sus viajes por el NOA y por los países limítrofes.
Esta agrupación que describimos, fue el brazo cultural de la Biblioteca Sarmiento, que logró traer intelectuales que también visitaron Tucumán en esos años. De alguna manera, su más grande éxito, fue la visita de Juan B. Terán, que fue una muestra de lo que logró la revista Cumbre en esos años. Ser un proyecto regional para todo el NOA y lograr en Santiago del Estero, generar un espacio cultural, de seria competencia para la Brasa.