Escribe el historiador Prof. Daniel Guzmán para Periódico Nuevo Santiago

Siguiendo a Noemi Goldman, Borges quedó atrapado entre dos procesos que se dispararon entre 1810 y 1820, es decir por un lado la guerra contra España y la cercanía del frente norte y por otro las “tendencias al autogobierno” (1998, p.43) de las provincias que muchas veces chocaron con Buenos Aires, reclamando sus derechos de soberanía. Las relaciones de poder de esta manera se trastocaron, generándose nuevas formas políticas que exigieron un reacomodamiento de las elites que gobernaban y las que querían gobernar. En este hiato, se mueve Borges, lo que nos ayudara a entender su proyecto y su alcance regional.
Cuando Borges vuelve a América luego de su periplo en Europa, trajo todas las novedades ideológicas, comunicando estas noticias a sus pares porteños. En España trama amistad con José Goyeneche, quien luchara por los realistas en el Alto Perú y en vano este tratara que Borges se le una. Llega a Santiago del Estero, donde mantuvo conflictos con el cabildo en el cual criollos y españoles se le oponen. Se le pide que se presente ante el Cabildo (2 veces), para presentar su despacho, Borges no se presenta y en la tercera lo hace en forma despectiva hacia el cuerpo civil. El Cabildo pide intervención del comandante de armas de la ciudad, en ese momento estaba el sargento mayor, quien terminó apoyando a Borges. Esto indica que la esfera civil y militar, tuvieron ciertos conflictos, que Borges vino a remover. Por lo tanto el Cabildo pidió la intervención de autoridades superiores, lo que ocasionó que la corona absolviese a Borges de todos los cargos, haciéndole solo una prevención. Según las leyes de indias, Borges estuvo fuera de la jurisdicción del Cabildo, por lo tanto la corona envió su absolución en febrero de 1810, ganando con este hecho mayor simpatía en la esfera castrense.
En enero de 1810, José Cumulat comandante de Santiago del Estero, se ausenta de su cargo, dejando en su lugar a su segundo, Borges, quien con toda la jerarquía le correspondía el mando. El Cabildo no reconoce este bando, por las acusaciones contra el desacato de Borges ante la autoridad civil y le pide a Alonso Araujo jefe de una sección de caballería recién creada en Santiago, que tome el mando de la comandancia y destituya a Borges. Pero también este comandante se niega a realizar tal maniobra, desconociendo al Cabildo y su juridicción en lo militar. Cuando estalló la revolución de Mayo, Santiago del Estero dependía de Salta, que fue la capital de la gobernación intendencia, que estaba al mando de Nicolás Isasmendi. Los documentos no dicen nada de un teniente gobernador en Santiago del Estero, por lo cual el poder en ese momento estaba en manos del Cabildo y el comandante de arnas Juan F. Borges.
Cuando llegaron noticias de Córdoba y de Buenos Aires, Domingo Palacio en nombre del Cabildo, quiso ganar tiempo y recabar información sobre lo que estuvo ocurriendo en otros lugares, además que no llego ninguna misiva de Salta. Pues la propaganda revolucionaria en el norte, no se había realizado en forma masiva. Por datos que nos ofrece José Moldes, este con Borges habían hecho algo de difusión de las ideas revolucionarias, antes de 1810, en todo el norte. Mientras tanto el Cabildo de Santiago, había hecho lo mismo que Tucumán, esperar las órdenes de Salta. Cuando estas llegaron, recién Santiago se unió a la revolución porteña.
Llegado el oficio de Salta, Borges, Lugones y Cumulat agitaron la ciudad y la campaña a favor de Buenos Aires. Por entonces, la elección de diputado a la asamblea de Buenos Aires cayó en José Lami, lo que inició una segunda trama de intrigas en contra de Borges, tratando de desacreditarlo en Buenos Aires. La junta de Buenos Aires, lo nombra teniente coronel de caballería, título que mostró su reconocimiento en el ejército expedicionario que marchó hacia el norte. Pero, se enemisto con Ocampo y Castelli, capturando al primero en 1815, en su primer intento autonómico. Luego Borges, derrocó al gobernador puesto por Tucumán, por lo cual su lucha por la autonomía de la provincia, se baso en no aceptar la influencia tucumana en estas tierras. Las fuerzas que se enviarón contra Borges, desde Tucumán y “Córdoba” (Segretti, 1981, p.50), nos habla del temor que tenía Buenos Aires, de que el movimiento artiguista prendiera en pleno corazón del norte argentino. Para Halperín Donghi, el “levantamiento de Borges” (1972, p. 117) tuvo que ver con los intentos del gobierno revolucionario, de establecer un nuevo ordenamiento político, tratando con algunos sectores de elite en las provincias. Borges como otros federales del interior, representaron aquellos elementos que se sospechaba tenían relación con Artigas, quién se resistió al centralismo porteño.
Esta superapretada síntesis, del itinerario borgiano, nos marca dos directrices para analizar y pensar su acción por la autonomía provincial santiagueña.
Por un lado la relación que Borges tuvo con Bolivia y todo el alto Perú, cuestión que marcaron Lizondo Borda y Andrés Figueroa y en segundo lugar el federalismo americano, que estos autores subrayan en Borges, producto de sus continuos viajes al norte y su tendencia a pensar la revolución continental. Desde esta base, podemos comprender su regionalismo, que rebasa y contiene a la provincia santiagueña. Lo cual explica, que la reflexión borgeana, tenga tanto y se anticipe al pensamiento de Felipe Varela.